Adiós a Simón Cavic: Un legado de amor y comunidad

Con profunda tristeza, familiares y amigos despidieron a Simón Cavic, quien falleció el 18 de marzo de 2025 en la ciudad de Córdoba a los 94 años. Nacido en 1930 en Starigrad-Paklenica, Croacia, Šime, como cariñosamente lo llamaban, llegó a Argentina y construyó una vida llena de afecto y compromiso con su comunidad.

Sus restos serán velados en la Casa Minoli, ubicada en la avenida Rafael Núñez 3849, planta baja, a partir de las 17:00 horas. Allí, quienes deseen darle el último adiós podrán acompañar a sus seres queridos y rendir homenaje a su memoria.

Simón Cavic fue un hombre de gran corazón y espíritu solidario, muy querido por quienes lo conocieron. Su partida deja un vacío en la comunidad croata y en todos aquellos que tuvieron la dicha de compartir su camino.

Šime nació frente a la costa dálmata siendo el mayor de cinco hermanos.

Durante su niñez vivió frente al mar Adriático hasta que llegó la guerra y todo cambió. Estuvo internado como pupilo en la ciudad de Osijek hasta que terminó.

Al regresar a su hogar, se encontró que su padre Kuzma había tenido que marchar al exilio. Unos años después, su madre Manda y sus cuatro hermanos Marija, Dujo, Jure y Marko, siguieron al patriarca para vivir en la Argentina, quedando solo Šime en Croacia.

Así fue que comenzó su vida de adulto rápidamente, casándose con una chica de su pueblo: Matija, quien lo acompañaría hasta el final, a lo largo de más de 70 años.

En esos años trabajó como maestro de escuela, vocación que lo formaría y llevaba siempre consigo, más allá del proyecto que emprendiera.

La anécdota de la palabra mágica que aprendió apenas llegó lo acompaño toda la vida. Esa palabra era “Mañana”.

Con los años llegaron a la familia Mirjana, Vesna e Ico, sus hijos que nacieron en Croacia. Y con el tiempo surgió la posibilidad de reencontrarse de nuevo con su familia paterna al otro lado del mundo.

A fines de los años ’50 Šime, Matija y sus hijos se reencontraron con el resto de la familia, y aquí emprendieron nuevos desafíos.

Trabajando en decenas de oficios como la construcción o la industria textil, fue forjando su futuro. Ya en tierras cordobesas nacieron dos hijos más: Mićo y Nicolas.

Šime fue llevando a la par trabajos físicos y cultivando la cultura con libros. Así también, y como muchos de su generación, le dedicaban el mismo tiempo a la otra familia: la del Hogar Croata. Ya sea como secretario o como doce años presidente, trabajó en seguir cultivando la identidad croata a tantos miles de kilómetros.

Ya mayor, y con la satisfacción de ver a Croacia libre, encaró otro proyecto. Se instaló en Traslasierra, Nono, donde comenzó un emprendimiento de jamones ahumados, como los hacía en Dalmacia.