En su mensaje para la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado 2024, el pontífice fallecido instó a la Iglesia a acompañar a los migrantes, viéndolos como reflejo del pueblo de Dios en camino.

En su último mensaje para la 110ª Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, el Papa Francisco, cuya muerte conmocionó al mundo, realizó un llamado a la Iglesia para que se considere a sí misma como un pueblo migrante, en camino hacia el Reino de los Cielos, y a acompañar a aquellos que se ven obligados a dejar sus hogares. El pontífice estableció un paralelismo entre el éxodo bíblico y la situación de los migrantes contemporáneos, subrayando la necesidad de reconocer en ellos el rostro de Cristo.

En el texto, publicado el 24 de mayo de 2024, el Papa Francisco enfatizó la importancia de la sinodalidad, un concepto que había desarrollado durante su pontificado, y lo relacionó directamente con la experiencia migratoria. “La sinodalidad se presenta principalmente como camino conjunto del Pueblo de Dios y como fecundo diálogo de los carismas y ministerios, al servicio del acontecimiento del Reino”, expresó, destacando que la Iglesia debe redescubrir su naturaleza itinerante.

El pontífice fallecido comparó los viajes de esperanza de los migrantes con el éxodo del pueblo de Israel, señalando que ambos comparten obstáculos y desafíos. “Al igual que el pueblo de Israel en tiempos de Moisés, los migrantes huyen a menudo de situaciones de opresión y abusos, de inseguridad y discriminación, de falta de proyectos de desarrollo”, escribió.

Francisco destacó la presencia constante de Dios en el camino de los migrantes, recordando que “Dios precede y acompaña el caminar de su pueblo y de todos sus hijos en cualquier tiempo y lugar”. Mencionó las diversas manifestaciones de la presencia divina en el éxodo bíblico, como la columna de nube y de fuego, la Carpa del Encuentro y el maná, y las relacionó con la experiencia de los migrantes que encuentran consuelo y esperanza en su fe.

El Papa Francisco también hizo hincapié en la identificación de Dios con los migrantes y los necesitados, recordando las palabras de Jesús en Mateo 25: “estaba de paso, y me alojaron”. “El encuentro con el migrante, como con cada hermano y hermana necesitados, es también un encuentro con Cristo”, afirmó.

En su mensaje, el pontífice invitó a la Iglesia a unirse en oración por todos aquellos que se ven obligados a abandonar sus tierras, y a caminar junto a ellos en un espíritu de sinodalidad. “Sintámonos en camino junto con ellos, hagamos juntos ‘sínodo’”, instó.

El texto concluyó con una oración, en la que el Papa Francisco pidió a Dios que abriera los corazones y los ojos de los fieles para que cada encuentro con los necesitados se convirtiera en un encuentro con Jesús. Con este mensaje, el Papa Francisco dejó un último legado de compasión y solidaridad hacia los migrantes, reafirmando su compromiso con los más vulnerables.